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Historia

Los jesuitas, comprometidos desde sus inicios con la formación apostólica y científica, en 1688, el honorable cabildo porteño autorizó a la Compañía de Jesús dar inicio a su escuela primaria y en 1707 al colegio denominado “San Francisco Javier”, en honor al compañero de Ignacio de Loyola y glorioso apóstol de las Indias. La expulsión de los Jesuitas, en la segunda mitad del siglo XVII, terminó con la primera etapa de la educación que brindaron en el puerto del Pacífico.


En pleno periodo liberal, el 20 de Abril de 1906, se produjo el prodigio de la Dolorosa en el salón comedor del colegio San Gabriel de los Padres Jesuitas en Quito. Desde ese momento, Ella se convirtió en la patrona de la educación ecuatoriana. Hace 46 años y como homenaje a los 50 años del milagro de la Dolorosa retoma su obra educativa en la ciudad de Guayaquil a través de los colegios San Francisco Javier y 20 de Abril.

 

Alfonso Villalba S. J., fue el jesuita designado para arrancar esta empresa apelando a la generosidad de la sociedad guayaquileña.

El 20 de Abril del año 1956, en una villa ubicada en la esquina de las calles Tomás Martínez y Córdova empezaron a funcionar ambas unidades educativas. El 20 de Abril fue concebido como un colegio nocturno, orientado a personas de escasos recursos económicos. Mientras el San Francisco Javier, conocido comúnmente como Javier, impartió clases matutinas.


Años más tarde, el Javier se trasladó a su nuevo local de 10 hectáreas, ubicado en la vía a la costa (1958 – 1959) funcionando como institución educativa e internado. En enero de 1962, se incorporó la primera promoción con 34 bachilleres.


En la actualidad, la Unidad Educativa Particular Javier sigue educando jóvenes comprometidos con el evangelio y forjadores de un Ecuador más justo, visionario y solidario.

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