
Nuestra nueva cultura de la RUEI
Facilita la constitución de un nuevo sujeto apostólico, constituido por educadores jesuitas, laicas, laicos, religiosas y religiosos que se forman y trabajan juntos, compartiendo una misma misión.
Permite que se comunique y haga crecer a quienes participan de ella; es decir, que tenga sentido ético pues favorece el compartir y nunca perjudica.
Promueve la diversidad, valora la iniciativa, respeta y aprecia a las personas y, fiel a sus raíces, respeta y conserva lo mejor del pasado para aprender de él y es capaz de crear, a partir de lo conseguido, un aprendizaje mucho mejor.

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Si queremos lograr que el estudiante alcance el Modelo de persona que deseamos formar, es decir: Realista y espiritual, interactúe con la realidad, creativo, justo y solidario, emotivo y con esperanza, involucrado y cooperativo, y, abierto al mundo y en movimiento; conformamos en la RUEI equipos y docentes con las siguientes características:
CONFIANZA
"Ante todo, en el espíritu de Ignacio, la cura personalis requiere un ambiente de mutua confianza -una confianza siempre difícil de ganar y fácil de perder".
• Confianza en los roles que asumen todas las personas que conforman nuestras comunidades educativas, según las responsabilidades que les han sido asignadas y fruto de la visión compartida a nivel de red.
• Confianza en el discernimiento personal y comunitario como forma ordinaria de proceder y en la toma de decisiones compartidas en los distintos niveles de gestión.
• Confianza en los procesos que se llevan delante de manera planificada, en la constante reflexión sobre la propia práctica y en el liderazgo distribuido.

CUIDADO DE LAS PERSONAS Y COMUNIDADES
Nuestra misión se centra en el estudiante y se expande al resto de personas que conforman nuestras comunidades educativas: educadores, familia, exalumnos.

• Procuramos que todos los elementos de nuestros procesos se subordinen al desarrollo integral de la persona y se usen tanto cuanto ayuden a este fin, pues consideramos a la persona como centro y sujeto de todas nuestras acciones educativas.
• Cuidamos de la propia comunidad educativa en su conjunto y de las pequeñas comunidades que la componen, respetando sus particularidades, valorando la riqueza de su diversidad y fomentando sanas relaciones entre sus miembros.
• Promovemos la justicia en las relaciones interpersonales, para que sean expresión y testimonio de la nueva sociedad que todos buscamos, en un clima institucional de solidaridad, alegría, mutuo aprecio, caridad fraterna y respeto.
HORIZONTALIDAD Y FLEXIBILIDAD
Modos de proceder horizontales y flexibles en los que la autoridad ejerza el rol de inspiradora y ayude al empoderamiento de todos los sujetos de las comunidades educativas.
• Favorecemos un liderazgo distribuido a través del cual caminemos hacia la autonomía moral de los individuos. Ello implica que cada persona y cada equipo será responsable de tomar las decisiones que le corresponden en su respectivo nivel.
• Preferimos en nuestra gestión modos de proceder flexibles, creativos y adaptables a las circunstancias, a través de los cuales se valore la iniciativa y se respete y aprecie a las personas.
• Optamos por el discernimiento comunitario como el modo ordinario para tomar decisiones, sobre todo en aquellas que tengan repercusiones de mayor profundidad o alcance, pues no solo favorece la horizontalidad y la colegialidad, sino que es signo de la identidad ignaciana de nuestra red.

TRANSPARENCIA
Transparencia para que la administración actúe de conformidad con nuestra misión educativa y facilite la reconciliación: con uno mismo, con el otro, con la naturaleza y con Dios.

• Mantenemos protocolos de actuación para el caso de presentarse cualquier sospecha de vulneración de derechos en los sujetos de la comunidad educativa.
• Ponemos a disposición la información administrativa, financiera, académica y de convivencia escolar necesaria, cuando sea requerida para favorecer nuestra práctica reflexiva y la toma de decisiones.
• Periódicamente rendimos cuentas sobre la gestión que realizamos, de manera que los miembros de nuestras comunidades educativas la conozcan y nuestras decisiones sean rastreables y transparentes.
COMUNICACIÓN ASERTIVA
Quien se comunica se hace próximo, cercano; por tanto no se trata de reconocer al otro como mi semejante, sino de ser capaz de hacerme semejante al otro.
• Escogemos una comunicación asertiva, basada en una actitud personal positiva a la hora de relacionarse con los demás, que consiste en expresar nuestras opiniones y valoraciones evitando descalificaciones, reproches y enfrentamientos.
• Cuidamos, al expresar un mensaje, el que las palabras y los gestos transmitan claridad, y al mismo tiempo, una actitud de empatía hacia el interlocutor, partiendo desde su propia realidad, buscando proximidad.
• Suponemos siempre, cuando mantenemos comunicación con otros, la intención positiva por defecto, es decir, que todo lo que se comunique ha sido expresado en favor de la persona y en búsqueda sincera de un acuerdo, lo que en lenguaje ignaciano se conoce como “salvar la proposición del prójimo”.

VOCACIÓN DE SERVICIO
"Acompañar a los jóvenes nos exige coherencia de vida, profundidad espiritual, apertura a compartir la vida-misión en la que encontramos sentido a lo que somos y hacemos".

• Elegimos, junto con todos nuestros equipos de profesores y directivos, profundizar en nuestra propia vocación docente y en sus especificidades ignacianas que revitalicen nuestros afectos y nos animen a renovarnos personal y profesionalmente.
• Queremos transformar el mundo y por ello, desde nuestra vocación, transformamos nuestras prácticas educativas.
• Descubrimos en los niños y jóvenes razones para la esperanza y la emotividad, por eso privilegiamos el compartir con ellos en actividades que superen lo académico y que incluyan lo extracurricular y lo pastoral, sobre todo si son iniciativas de servicio con los pobres y excluidos.