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Una Huella de Arrupe en el Javier

Si hay entre los tuyos un pobre, un hermano tuyo, en esa tierra tuya que va a darte el Señor, tu Dios, no endurezcas el corazón ni cierres las manos a tu hermano. Ábrele la mano y préstale la mano a la media de su necesidad

(Dt 15, 7-8).

Velar por el bien de los demás es una de las cualidades que inculca el colegio Javier a sus estudiantes desde sus primeros años de estudio, pensando en el prójimo, amándole en silencio y cuidándole sin que este sepa quién es. Los javerianos son personas solidarias, que saben que son responsables de un cambio en la sociedad en la que viven.

“Todos los seres humanos actúan de distinta manera y según la circunstancias en las que se encuentran; desde un enfoque sociológico existe un trasfondo en cuanto al sentido de las acciones que se llevan a cabo.” (Guerra, 2014)

Este año el país padeció una enorme catástrofe que puso a prueba una de las virtudes menos vividas en el mundo entero la solidaridad. Un terremoto de 7.5 grados arremetió la zona de Manabí el 16 de abril, este ocasionó muchas muertes y un sin número de pérdidas materiales.

La familia Javeriana no se hizo esperar y rápidamente se empezó a movilizar una gran campaña que sería un pequeño rayo de esperanza para nuestros hermanos de Manabitas.

La recolección de ropa, víveres, medicina, botellas con agua, colchones y otros bienes que serían de gran utilidad para poder sobre llevar esta tragedia.

Docentes, personal administrativo, padres de familia y estudiantes de la institución se fueron sumando para hacer posible esta gran obra. Trabajando arduamente hasta altas horas de la noche e iniciando desde muy temprano, un fuego ardiente inundo nuestra institución, un fuego que encendió otros fuegos de personas que quisieron sumarse con sus donaciones.

Luego de unos días, salió con un gran número de personas hacia Manabí para poder entregar todo lo que habíamos recolectado a las autoridades de turno, salieron pensando en lo difícil que sería enfrentar una realidad que nadie quería vivir. Pero el llamado por servir era más grande, la responsabilidad que tenemos para con nuestro prójimo fue el principal motor que movió a una comunidad.

Luego de esto la institución se movilizo nuevamente con más donaciones que fueron llegando. Al cabo de unos meses después el colegio recado fondos en el día de la familia Javeriana para comprar quince casas emergentes que después se entregarían a familias damnificadas, el diez de octubre se movilizó un grupo de estudiantes que junto a los padres de familia, docentes y autoridades del plantel se dirigieron a la comunidad de Cabuyal para construir las quince casas emergentes.

Esta experiencia permitió a los estudiantes ver lo importante que es ayudar a otros de manera desinteresada, partieron un viernes con la idea ayudar en esta gran misión sin darse cuenta que ellos también serían beneficiados, con la generosidad y gratitud de las familias a las que se le donaron estas viviendas.

En la actualidad el colegio sigue su campaña de ayuda con la meta de donar quince canastas sostenidas que lleven algunos implementos de casa además de un electrodoméstico que sirvan de gran ayuda para las familias.

Pero el Javier no solo tiene esta obra, sino también tiene obras como la del día del abuelito que la realiza cada año con los miembros de los grupos apostólicos en la que se llevan setenta canastas con materiales de aseo personal y medicina.

El colegio Javier proporciona este espacio de contacto con los más necesitados, para despertar en sus estudiantes el interés por servir a los demás desde sus diferentes realidades, asegurando así que este al pensar en una carrera universitaria piense que todo lo que pueda llegar alcanzar, servirá para ayudar a los más necesitados. Convirtiéndolos en agentes activos y responsables de una realidad que solo se puede modificar con el deseo intenso de ver a Dios en todas las cosas.

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Formación Acción Social

Roxana Pérez R.

Coordinadora de Pastoral

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