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Perfil de Salida

Queremos mostrar a un Jesús encarnado  en una Iglesia viva y portadora de esperanza que se nutre de una fe práctica. Somos una comunidad de amigos y amigas en el Señor que, inspirados en Ignacio de Loyola, queremos encontrar a Dios en el mundo, discernir su voluntad y llegar a las nuevas fronteras entre el Evangelio y la sociedad a través de nuestro testimonio de Javerianos competentes, compasivos, comprometidos, conscientes y creativos.

La educación jesuita se siente llamada a trabajar por la salvación de todas las personas, es decir de la sociedad. Lo que se pretende, es ayudar  a la persona a formarse de modo integral, la educación jesuita solo puede ser una educación, para toda la vida.

En educación tratamos que al término de cada etapa la persona haya adquirido las competencias que son razonables y deseables para esa etapa. Ser competente significa no defraudar a otros que buscan los buenos servicios de esa competencia. Cuando decimos que un médico, un abogado, un ingeniero, un electricista o un maestro son competentes, decimos que nos podemos fiar de su capacidad profesional y que es capaz de dar el servicio de calidad que se espera de él. Por el contrario el incompetente es un fraude y su incapacidad produce males: un aviador estrella el avión, un maestro deseduca y un médico mata.

El uso de una competencia es ambiguo: una persona muy competente puede usar sus habilidades y profesionalidad para construir o destruir, para explotar o servir, para actuar con verdad o falsedad, para dar vida o matar. Por eso no basta formar personas competentes, sino que se requieren las otras 4 Cs para que la formación sea de calidad.

Un estudiante Javeriano es: Competente

Personas que entienden la vida como un don y agradecen su dimensión de gratuidad. Personas que se reconocen como invitadas a ser co-creadores responsables de sí mismas y de su mundo; llamadas a cuidarlo y mejorarlo y a hacer el bien. Personas que desarrollan conscientemente su libertad para decidir y usarla responsablemente. Personas que reconocen la dignidad de las otras personas. Que aman la propia realización y la de los otros. Que entienden que los demás no son objetos suyos, sino personas igualmente llamadas a realizarse en un “nosotros” que los incluye. Personas que reconocen como su sentido y razón de ser a Dios-Amor, que nos crea a su imagen y semejanza y es origen y sentido de la vida: de la que recibimos y de la que construimos libremente. 

Esta persona consciente se sentirá llamada a mirar el mundo, la realidad, con los ojos de Dios, descubriendo la bondad y la belleza de la creación y de las personas; pero también los lugares de dolor, miseria e injusticia.

Un estudiante Javeriano es: Consciente

Amar al prójimo como a ti mismo significa que no sólo reconocemos y amamos nuestra vida, sino también reconocemos y amamos la vida del otro como la propia y nos solidarizamos con su privación. Significa que somos cuidadores de los demás y corresponsables (como reclama Dios a Caín).

 

En la hermandad y amor nos encontramos con Dios. Por eso S. Ignacio busca y pide que podamos “en todo amar y servir”. Vivir eso es vivir con el Dios de Jesús, Padre y Madre que nos hace hermanos. Un mundo sin esta dimensión floreciente es un infierno donde unos para otros somos lobos (“Homo homini lupus”, Hobbes).

Un estudiante Javeriano es: Compasivo

Con la vida y con la humanidad. Comprometidos con la solución de los problemas que aquejan a la humanidad de nuestro tiempo. Esto, junto con los rasgos anteriores, se contrapone al individualismo egoísta que sólo va a lo suyo, sin importarle los males de los demás. A la compasión el compromiso le añade actuación con visión de la realidad, la comprensión de las causas de los males, la construcción de instituciones y estructuras de valor. 

 

Este misterio de la vida es el alma de nuestra educación que busca formar hombres y mujeres “para los demás” y “con los demás”. Ese es el misterio de El Resucitado que por dar su vida no la pierde, sino que la gana y nos dona por amor y nos invita a hacer nuestro ese camino. Los conscientes, competentes, compasivos y comprometidos potencian su profesión con su espiritualidad y su espiritualidad se potencia con la competencia profesional y capacidad de transformar y construir un mundo más humano.

Un estudiante Javeriano es: Comprometido

Ricos en originalidad, flexibilidad, visión futura, iniciativa, confianza, amantes de los riesgos y listas para afrontar los obstáculos y problemas que se nos van presentado en la  vida escolar y cotidiana, además  nuestra formación integral nos ofrece herramientas para la innovación, favoreciendo potencialidades y consiguiendo una mejor utilización de los recursos individuales y grupales dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje. 


Podemos afirmar, sin miedo a equivocarnos, que una educación creativa es es una educación desarrolladora y autorealizadora, en la cual no solamente resulta valioso el aprendizaje de nuevas habilidades y estrategias de trabajo, sino también el desaprendizaje de una serie de actitudes que en determinados momentos nos llenan de candados para ser creativos o para permitir que otros lo sean. Esa es la educación transformadora que estamos recibiendo hoy en día.

Un estudiante Javeriano es: Creativo
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