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La educación de la Compañía: una pedagogía al servicio de la formación de un ser humano reconciliado
Río de Janeiro, Brasil, 20 de octubre de 2017
La educación de la Compañía: una pedagogía al servicio de la formación de un ser humano reconciliado con sus semejantes, con la creación y con Dios.
Introducción
Ante todo una palabra de gratitud a quienes han hecho posible este congreso: la FLACSI, la Provincia de Brasil, a la red de colegios jesuitas de Brasil y al Secretariado de Educación secundaria y pre-secundaria de la Curia General. Mi gratitud va también para ustedes, delegados, por su intenso trabajo en sus provincias y aquí en el congreso.
Es la primera vez que en la Compañía de Jesús se organiza un Congreso para Delegados provinciales de educación y las redes regionales que apoyan el trabajo educativo secundario y pre-secundario. Ha sido una hermosa oportunidad para encontrarnos y fortalecer la visión común universal del apostolado educativo de la Compañía.
En este Congreso también participan otras redes vinculadas a la educación ignaciana, que ofrecen educación de calidad a sectores sociales marginados como Fe y Alegría, los Colegios Jesuitas Cristo Rey, las escuelas Nativity de Estados Unidos y el programa educativo del Servicio Jesuita a Refugiados.
En nombre de la Compañía quiero reconocer el enorme trabajo que ustedes, al igual que sus compañeros y compañeras en este apostolado, realizan todos los días para ofrecer a las nuevas generaciones, en condiciones tan diversas y difíciles, una formación que cambiará radicalmente sus vidas, ofreciéndoles instrumentos para contribuir a la humanización del mundo.
Este Congreso es una expresión de nuestra acción de gracias a Dios y a nuestros benefactores en este campo, una afirmación de la importancia del apostolado educativo y un estímulo a la audacia de lo imposible que nos puede llevar aún más lejos.
I. La tradición educativa: memoria inspiradora y no peso paralizante
La educación, y en particular, los colegios son parte de la tradición misionera de la Compañía. Todo comenzó con la percepción que Ignacio y sus primeros compañeros tuvieron de su inmenso potencial apostólico. Polanco retrató esa Intervención Padre General Arturo Sosa SJ JESEDU-Rio2017 Octubre 20 de 2017 – v.11oct17 2 temprana convicción de la Compañía en sus famosas 15 razones para tener los Colegios1.
En sus colegios la Compañía creó un modelo educativo enraizado en la tradición humanística del renacimiento, convencida de que al educar el carácter de las personas, en función del bien común, realizaba una importante tarea apostólica. Al percibir cómo la educación toca el corazón de las personas, convirtieron la cura personalis en el rasgo sobresaliente de su modelo educativo. La espiritualidad que surgía de los Ejercicios se convirtió, entonces, en el espíritu que anima la percepción del mundo, del ser humano y de su destino.
Con el Concilio Vaticano II y la formulación de la misión de la Compañía hecha en las CG 31 (1965) y 32 (1975), nuestros colegios se renovaron profundamente:
Aquella tradición humanística, nutrida de espiritualidad ignaciana, fue expresada profética y lúcidamente por el P. Arrupe, y por el P. Kolvenbach, al señalar que el propósito de nuestra de nuestra educación es formar hombres y mujeres para los demás y con los demás2.
Posteriormente, la Compañía explicitó este propósito educativo en el llamado Documento de las 4Cs, señalando que busca la excelencia humana de nuestros estudiantes, formando hombres y mujeres, conscientes, competentes, compasivos y comprometidos; así, la excelencia académica, dimensión fundamental en un colegio de la Compañía, se sitúa en el contexto de una formación para la excelencia humana integral. Es esta excelencia humana integral la que da el sentido último a la excelencia académica.
Nuestra oferta educativa se ha visto renovada también con una educación para la fe que promueve la justicia, propicia el diálogo entre las culturas y la colaboración entre laicos y jesuitas. Compartir el carisma educativo con laicos y laicas, religiosos y religiosas de otras familias ha sido una fuente de renovación creativa del modelo pedagógico. Nuevos modelos institucionales, nacidos para ofrecer educación de calidad a los pobres y excluidos, como Fe y Alegría, Cristo Rey, Nativity Schools, además de los servicios educativos que ofrece el JRS, enriquecen el apostolado educativo de la Compañía de Jesús en el mundo.
Así mismo, la creación de redes provinciales y regionales ha potenciado el alcance de nuestras instituciones. De gran valor ha sido la dinámica de 1 Monumenta Ignatiana, Tomo 4, pp.7-8 2 “Sería un error esperar que este Liceo… fueran la simple continuación de lo que los colegios de jesuitas fueran en siglos o décadas pasadas. No se trata de reeditar el pasado, ni tampoco de importar modelos de otras partes… se trata de responder con imaginación y creatividad a los retos que el mundo de hoy… plantean a nuestra educación”. En: El P. PeterHans Kolvenbach, SJ y la Educación, Bogotá, ACODESI, 2009. Alocución en el Encuentro sobre Educación. El Compromiso de la Compañía de Jesús en el Sector de Educación. Gdynia, Polonia, 10 de octubre de 1998 p. 297. Intervención Padre General Arturo Sosa SJ JESEDU-Rio2017 Octubre 20 de 2017 – v.11oct17 3 discernimiento educativo permanente, puesto en marcha por un ciclo integrado de tres etapas, del cual este Congreso es el último peldaño de una primera ronda, que comenzó en el 2012, con el Coloquio en Boston, continuó en 2014 con el SIPEI en Manresa.
La plataforma en línea Educate Magis, que permite a todos nuestros colegios vislumbrar y desarrollar el inmenso potencial internacional que está en nuestras manos, es otra oportunidad de renovación y profundización del carisma del apostolado educativo de la Compañía de Jesús.
Los Superiores Generales y las Congregaciones Generales de la Compañía de Jesús del postconcilio Vaticano II, han reconocido el enorme valor del apostolado educativo y su contribución a la misión de la Compañía3. Por mi parte, quiero aprovechar la oportunidad de este importante encuentro para ratificar mi estima y la del cuerpo apostólico de la Compañía de Jesús por este apostolado y subrayar su importancia en el actual contexto del mundo y de nuestro servicio a la misión de reconciliación, fruto de la justicia que lleva a la paz, que Dios realiza en Cristo.
II. Compañeros en una misión de reconciliación y de justicia
La educación y, en particular, nuestras instituciones educativas, forman parte del esfuerzo humano por hacer germinar la semilla del reino de Dios en la historia. Como lo hemos contemplado en la meditación de la encarnación de los Ejercicios Espirituales(n.102), Dios, uno y trino, se ha comprometido a fondo con la redención de la humanidad; al ver y escuchar el clamor de los seres humanos nos lo devuelve como llamada, invitación o interpelación a colaborar en su empeño salvador.
La Congregación General 36ª recogió esa interpelación y confirmó que estamos llamados a ser compañeros en este propósito universal de reconciliación y de justicia, nacido del amor misericordioso de Dios y puesto en marcha por Él mismo a través de la encarnación, para que todos los seres humanos podamos vivir en la paz, con plenitud de vida y en relación armoniosa con el medio ambiente.
Conscientes de las difíciles condiciones de vida de la gente asumimos la reconciliación como una misión de esperanza. Como ministros de la reconciliación somos mensajeros de confianza en el futuro, invitados a curar las heridas personales, a promover nuevos caminos para producir bienes y modelos de consumo que respeten el equilibrio ecológico y generen un cambio 3 El P. Arrupe claramente señalaba que …¨el apostolado de la educación es para la Iglesia de una importancia absolutamente vital. Tan vital, que la prohibición de educar es lo primero –y a veces lo único y suficiente- que ciertos regímenes políticos imponen a la Iglesia para asegura la descristianización de una nación en el término de dos generaciones sin derramamiento de sangre. Educar es necesario. Y esto no puede hacerse a cierta escala y con la excelencia a que antes me refería sin cierto tipo de instituciones.” (n. 29) en Nuestros Colegios Hoy y Mañana, 1980. Intervención Padre General Arturo Sosa SJ JESEDU-Rio2017 Octubre 20 de 2017 – v.11oct17 4 en las relaciones sociales que favorezcan mejores condiciones de vida para cada ser humano de modo que los pueblos puedan vivir con libertad y dignidad, en el respeto mutuo.
Nuestra misión proviene de la fe cristiana. Es un servicio a la reconciliación y a la justicia que nace de la vida de Cristo y debe hacerse a su estilo, en las condiciones de nuestro mundo. La reconciliación y la justicia son una única misión. La reconciliación verdadera pide que la justicia se haya hecho presente. Por esto, la búsqueda de la justicia social y la generación de una cultura de diálogo entre las culturas y las religiones, hace parte de este servicio a la reconciliación entre los seres humanos, de éstos con la creación y de la humanidad con Dios. Las tres dimensiones del servicio a la reconciliación van siempre unidas. No es posible una real reconciliación con Dios, si al mismo tiempo no se da la reconciliación y la justicia entre los seres humanos y de éstos con la creación.
Ciertamente, el servicio a la reconciliación y a la justicia implica que construyamos puentes que permitan el diálogo. Sabemos que la tarea de construir puentes, o de “hacerse puentes”, en contextos conflictivos, supone ser pisoteados por ambos lados de la contienda. Tal es el precio de nuestro servicio y, en el anhelo de hacerlo al estilo de Jesús, estamos dispuestos a pagarlo.
Este enfoque de la misión nos pide conversión personal e institucional, nos lleva a repensar las estrategias de evangelización, la manera de realizar la acción pastoral, nuestro modelo educativo y la forma como contribuimos a la trasformación de las actuales relaciones sociales, políticas y económicas, en lo que ellas obstaculizan la posibilidad de una vida digna para todos.
III. Educación que abre a la comprensión del mundo en el que vivimos.
El servicio a la reconciliación comienza con la comprensión del mundo en el que vivimos y que tenemos como hogar. Igualmente, la labor del educador, y en particular de nuestras instituciones educativas, es la de ayudar a las jóvenes generaciones a situarse ante el mundo y ante Dios para que puedan proyectar su desarrollo personal y social, contribuyendo a la construcción de un mundo mejor.
Esta necesidad de comprender a fondo nuestro mundo para poder ofrecer el mayor y el mejor servicio a la Gloria de Dios es la razón por la cual entendemos nuestra misión como apostolado intelectual. Nuestro deseo es entender el ser humano y el mundo, en su complejidad, para que el ser humano pueda configurar el mundo de un modo más compasivo y por tanto más divino.
La gran inversión que hacemos en la formación intelectual es porque queremos que los Jesuitas y los compañeros/as de misión sean capaces de comprender y de pensar por sí mismos en cada situación o contexto al que son enviados. En verdad, necesitamos ser verdaderos intelectuales, en el Intervención Padre General Arturo Sosa SJ JESEDU-Rio2017 Octubre 20 de 2017 – v.11oct17 5 mundo de las Ciencias humanas y sociales, en el análisis social, en la educación o en la pedagogía, y en cada campo apostólico en el que nos encontramos. El solo trabajo en Educación superior, en un Colegio, o en un Centro de investigación, no crea un “intelectual”. Llegar a ser un “pensador” en una disciplina, requiere un proceso continuo.
Para quienes comparten la misión de la Compañía de Jesús, ser un “intelectual” es ser un efectivo instrumento en el apostolado. Ser verdaderos “intelectuales” en nuestra misión apostólica nos permite entender el mundo y sus desafíos para proclamar la Buena Noticia de modo pertinente, atrayente y trasformador. La educación es realmente efectiva cuando logra incluir esta dimensión de apostolado intelectual.
En lectura intelectual del mundo y sus desafíos, la Congregación General 36ª fue consciente de que la humanidad hoy vive simultáneamente luces y sombras. Sin embargo, éstas últimas son motivo de preocupación y revelan que vivimos una profunda crisis, en la que simultáneamente se afectan las relaciones sociales, la economía y el medio ambiente, por causa de injusticias estructurales y de múltiples abusos cometidos contra los seres humanos y el medio ambiente4. Una mirada rápida sobre seis realidades de nuestro mundo nos ayuda a visualizar los alcances que ha de tener el servicio a la reconciliación y a la justicia que nacen de la buena noticia proclamada por Jesús:
En primer lugar, somos testigos de cambios demográficos sin precedentes. Millones de personas tienen la condición de migrantes y de refugiados, porque escapan de los conflictos, de los desastres naturales o de la pobreza; todas en busca una vida mejor. Algunas sociedades les han dado la bienvenida. Otras han reaccionado con temor y rabia buscando cómo construir muros o levantar barreras.
Segundo, la creciente inequidad. Aunque el sistema económico mundial ha creado enormes riquezas y ha hecho posible que algunos países puedan sacar amplios segmentos de su población de la pobreza, la desigualdad crece de modo alarmante. La distancia entre ricos y pobres aumenta, y ciertos grupos, como los pueblos indígenas, son cada vez más marginalizados.
Tercero, el incremento de la polarización y el conflicto. El fanatismo, la intolerancia, la disposición a generar terror, los actos de violencia y aún la guerra, se incrementan, tienden a aumentar. Aunque las causas de buena parte de la polarización se encuentran en la pobreza, en el miedo, la ignorancia y la desesperación, gran parte de la violencia es justificada usando el nombre de dios. El uso de la religión y la imagen de dios para justificar el odio y la agresión es uno de los grandes anti-signos de nuestro tiempo.
Cuarto, la crisis ecológica que afecta nuestro planeta que el Papa Francisco llama nuestra “casa común”. Su encíclica Laudatio Sì es clara en señalar que 4 Congregación General 36ª, decreto1,29 Intervención Padre General Arturo Sosa SJ JESEDU-Rio2017 Octubre 20 de 2017 – v.11oct17 6 el sistema de producir y consumir que tenemos los seres humanos genera una cultura del “descarte”, que deteriora significativamente el tejido de nuestras relaciones sociales y el medio ambiente poniendo a riesgo la sostenibilidad de nuestro planeta para las futuras generaciones.
Quinto, la expansión de un hábitat o cultura digital. El internet y las redes sociales han cambiado la forma como los seres humanos piensan, reaccionan, se comunican e interactúan. No es sólo una cuestión de nuevas tecnologías. Es un nuevo mundo en el cual vive la gente, especialmente las nuevas generaciones. Es el inicio de una gigantesca transformación cultural que progresa a una velocidad inimaginable, que afecta las relaciones personales e intergeneracionales y desafía los valores culturales tradicionales. Este hábitat o “ecosistema digital” ha hecho posible la expansión de la información y de la solidaridad, pero también generado hondas divisiones con la viral expansión del odio y de las noticias falsas.
Sexto, el debilitamiento de la política como búsqueda del bien común. En muchos lugares del mundo ha crecido una decepción o desilusión ante la política por el modo como ha sido puesta en práctica por políticos y partidos políticos. El descontento y el descrédito son profundos por las expectativas no cumplidas y los problemas no resueltos. Esto ha hecho posible que líderes populistas lleguen al poder explotando el miedo y la rabia de los pueblos con seductoras propuestas de cambios irreales.
En síntesis, estos seis retos son emblemáticos de un cambio de época. Más que antes, somos conscientes de ser una sola comunidad humana, de compartir un mismo planeta y de tener un destino común. Quizás, aunque experimentamos el fenómeno de la “globalización” en muchos detalles de la vida cotidiana, somos menos conscientes de los muchos, profundos e importantes cambios que se producen en las culturas y en las relaciones intergeneracionales.
IV. La interculturalidad: comunicación global entre culturas diversas.
La dinámica planetaria de intensa comunicación en todos los campos nos hace pensar en la existencia de un proceso que hemos acordado llamar globalización. Sin embargo, es un fenómeno que incluye procesos ambiguos. Algunos estudiosos del tema distinguen globalización de mundialización5 para identificar su tendencia dominante.
Al hablar de globalización señalan la tendencia a uniformar los comportamientos y las culturas. Una consecuencia es la disminución de la diversidad cultural, con la tendencia a crear un espacio mono-cultural global, imponiendo en todas partes las formas de organización económica y de interacción sociopolítica favorables al capital transnacionalizado. En cambio, al hablar de mundialización se pretende el reconocimiento universal de la 5 No en todos los idiomas se puede hacer esta distinción con claridad. Intervención Padre General Arturo Sosa SJ JESEDU-Rio2017 Octubre 20 de 2017 – v.11oct17 7 creatividad característica de la diversidad cultural y su reconocimiento como la principal riqueza del exponencial proceso de crecimiento en el intercambio humano en todo el planeta.
En consecuencia, para ubicar nuestra acción educativa es mejor hablar de universalización, entendida como crecimiento de la interacción entre grupos humanos, culturalmente diversos, capaces de compartir una visión común de los intereses de toda la humanidad. Este análisis nos ayuda a discernir las tendencias existentes en una dinámica de integración humana creciente y de los resultados de las corrientes globalizadoras
El predominio de una visión globalizante que tiende a uniformizar las culturas produciría una restricción paulatina del intercambio cultural que pondría a riesgo incluso la multiculturalidad. Sería