- Ing. Carolina Aranda B.
Recordando mis inicios en el colegio - Misa de Despedida III BGU
En esta emotiva celebración Eucarística, nuestros queridos jóvenes vivieron su última misa de veinte como alumnos de la institución, misa en la que mes a mes se congregaban para dar gracias a Dios por tanto bien recibido, uno de ellos tener a la Madre Dolorosa junto a ellos en toda su vida estudiantil.
En octavo año, con mucho anhelo, alegría y amor se donaron completamente al cuidado y compañía de la Madre Dolorosa del Colegio, aquella madre que vela por el bienestar de sus hijos. Un día en la capilla de la institución estos niños escribieron su carta a la Madre Dolorosa, ahí le contaron sus sueños, miedos e ilusiones, y se consagraron entregando esa ofrenda a Dios como símbolo de todo el bien recibido. Guardadas como un tesoro, estas cartas luego de seis años llegaron nuevamente a las manos de cada joven, como un regalo que Ella hace a su hijos.
Para todos los que somos parte de la familia ignaciana, el rol de nuestra Madre Dolorosa es fundamental, pues ella un 20 de abril, dio a todos una gran muestra de amor; de manera visible nos dijo que está junto a nosotros, alumbrándonos desde su altar.
Una de las intenciones en la misa fue que Dios bendiga a los estudiantes de nuestra Unidad Educativa Javier, para que su formación sea aplicada totalmente en la sociedad que se van a enfrentar y que su modo de proceder los lleve a ser más.