top of page
  • Valerya Zapatier

"MI EXPERIENCIA EN MANABÍ", por Valerya Zapatier



El pasado viernes 14 de julio, partí desde el colegio a Manabí con el segundo grupo de armado de casas. En el camino, iba recordando mi primera experiencia del año pasado, en la cual tuve muchas distracciones, por lo cual no me llegó tanto como esta vez. Mi objetivo fue concentrarme no sólo en armar una casa sino también vivir la experiencia al máximo y disfrutarla. Todo lo que vi allá me ayudó mucho a reflexionar sobre mi vida y la manera en que la vivo. La familia a la cual acompañamos, a pesar de tener tan poco, nos ofreció tanto amor y tantas sonrisas... Su felicidad por dejar a un lado esas condiciones donde vivían era de esperarse, pero el hecho de saber que no han sido olvidados a pesar de haber pasado ya un año y un poco más se notaba en la esperanza que irradiada en sus ojos.


La familia carecía de muchas cosas, entre ellas salud y dinero. Pero abundaba el amor. Un amor incondicional que me hizo sentir agradecida de haberme encontrado con ellos. Nos compartían sus historias, entre ellas cómo habían adoptado a una niña guayaquileña abandonada por sus propios padres hace ya más de 20 años, sin pensarlo dos veces, aún teniendo tan pocos recursos. Esa bondad admirable de gente humilde de corazón hace que la fe en la humanidad siga intacta. Por eso amo ayudar a los demás, darles ese granito de esperanza que necesitan. Me gustó mucho lo que pude vivir en este viaje.



No todo fue sonrisas y felicidad claro, hubo momentos en los que sentía una impotencia enorme al no poder ayudar a otras familias que estaban cerca pidiendo un techo donde vivir. Pero tengo en cuenta que vamos poco a poco. También cuando supimos que el VIH había llegado a una familia, eso me impactó tanto y empecé a cuestionar muchas cosas, pero me hizo apreciar mucho lo que tengo. A veces la vida nos da golpes que parecen ser injustos pero son situaciones que nos enseñan a ser más fuertes en mente y espíritu. Tal vez renegamos que nos pase esto y culpamos a Dios por nuestra “mala suerte” pero no es así, es simplemente algo que debe pasar para poder ser mejores. Al fin y al cabo, son lecciones de vida.


En conclusión, agradezco al Padre Fabricio por habernos permitido vivir esta experiencia y a los profesores que nos acompañaron para evitar que nos distraigamos de lo que fuimos a hacer. Desearía que todo el colegio pudiese vivir esta experiencia, ya que te hace pensar y reflexionar más a fondo sobre qué está pasando en nuestras vidas, qué estamos haciendo mal y cómo apreciar lo que tenemos. Porque a pesar de tener tan poco, esas familias no se quejan de nada y agradecen por lo que tienen.


Nosotros representando a un verdadero javeriano, en todo amar y servir, hemos cumplido nuestra misión.

93 views0 comments

Recent Posts

See All
bottom of page