"María, testigo fiel de la Resurrección" Celebraciones de Pascua.

"Negar que me amaste y que te amé, negar que fui tu hijo y que en tus brazos se pasó como un sueño mi niñez. Eso nunca lo haré, Madre Querida, eso nunca, nunca lo haré"

-Himno a la Madre Dolorosa-

Todos los días 20 de cada mes, los colegios jesuitas en el Ecuador alzan su mirada a la Madre que en 1906 nos regalo la suya como signo de esperanza.

El 20 de abril de 1906, en el comedor del colegio San Gabriel (Quito), los estudiantes que ahí se encontraban fueron testigos de un hermoso prodigio: la imagen que tenían de la Virgen Dolorosa empezó a abrir y cerrar sus ojos frente a todos. Históricamente, la educación católica de esa época estaba recibiendo fuertes represalias y vivía un momento de mucha desesperanza y desolación. Como toda buena Madre, nuestra Dolorosa se hizo presente para que recordemos que Dios siempre nos acompaña, para darnos una tierna mirada de fe, esperanza y caridad. Desde ese momento, se la consagró como la patrona de la juventud y de la educación católica en el país.

Por esta razón, el pasado viernes 26 de abril, en espíritu de hacerle sentir a nuestra Madre que atendemos a su llamado, aún pasados 113 años del prodigio; nos juntamos con alumnos, docentes y padres de familia para vivir una profunda y muy linda Eucaristía, presidida por nuestro querido P. Felipe Guzmán, SJ, donde se enfatizó en el rol de María como testigo fiel de la resurrección del Señor y el ejemplo de amor y entrega incondicional de ella hacia Dios.

En horas de la tarde, tuvimos nuestra tradicional peregrinación dentro de las instalaciones del Javier, donde hubieron distintas estaciones en las que los pastoralistas y colaboradores, nos guiaban hacia momentos de oración y reflexión. Como cierre de toda la jornada, recogimos ese amor recibido en una ceremonia eucarística, donde también recordamos al P. Paquito Cortés S.J. en su primer año de reencuentro con el Padre Celestial.